Perder un hijo es morir y tener la obligación de seguir viviendo…

¿ya encontraste tu razón?

Por: María E Amaya | Abr 12, 2023.

La muerte de un hijo, constituye una de las pérdidas más fuertes y difíciles de transitar, ya que ocurre en el ser humano  desestructuración de sus funciones,

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El duelo y el proceso emocional 

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El duelo y el proceso emocional

Por: María E Amaya | Abr 12, 2023

La muerte de un hijo, constituye una de las pérdidas más fuertes y difíciles de transitar, ya que ocurre en el ser humano desestructuración de sus funciones, de las actividades habituales que realiza, aunado a la experimentación de emociones intensas.

El proceso de gestionar el duelo, viene acompañado de algunas etapas no lineales, atemporales, exaltación de emociones particulares y que cada persona las experimenta y afronta de diversas formas. A lo largo del tiempo, distintos autores han escrito sobre diversas etapas, unas etapas mayormente aceptadas son la negación, rabia, resignación, depresión y aceptación propuesta por la psiquiatra Kubles Ross en el año 1969, en cada una de ellas es importante y saludable gestionar las emociones. 

Las emociones se pueden gestionar de diversas formas, sin embargo, al hacerlo de modo consciente y pleno, nos ayuda a reconocer que está ocurriendo con nosotros, hacernos responsables de las mismas y a tomar decisiones de manera razonable. 

Para gestionar las emociones, se plantea llevar a cabo un proceso emocional que implica varios pasos. 

1) Identificar el estímulo o evento que está originando la emoción. 

2) Identificar   qué sensaciones está experimentando nuestro cuerpo, hacer un scanner corporal (cabeza, rostro, ojos, nariz, boca, orejas, cuello, pecho, espalda, estómago, muslos, piernas, manos, dedos de las manos, dedos de los pies, donde me estoy apoyando) desde la cabeza a la punta de los pies, caracterizando las sensaciones, rigidez, soltura, sudoración, temperatura, frío, calor, pesadez, sequedad,  presión entre otras, lo cual ayuda a tener consciencia plena de nuestro cuerpo. 

3) Posteriormente es importante reconocer la emoción experimentada, rabia, dolor, tristeza, culpa o cualquier otra. Las emociones son mensajeras de cosas que nos están sucediendo, no son ni buenas ni malas, son agradables y desagradables, pero siempre nos envían un mensaje, una señal. 

4) Así mismo es importante, estar alerta a los pensamientos que se generan, lo cual aporta gran información para nuestra reflexión y aprendizaje. 

5) Seguidamente, describir qué acciones realizo ante lo que estoy sintiendo, las ignoro, las entretengo, las invalido.

6) y como último paso, qué otras formas de accionar puedo implementar para hacerlo diferente. 

Este ejercicio lo podemos realizar cuando nos sintamos desbordados, perturbados y sintamos que nuestras emociones sobrepasan nuestros límites. También nos podemos ayudar de la escritura terapéutica, la cual nos permite sistematizar esta experiencia y aflorar nuestras emociones o cualquiera otra estrategia que nos permite conectar con nosotros mismos y drenar la emoción como escribir, pintar, hacer algún tipo de arte, caminar, meditar, orar, conversar con otros. 

Llevando a cabo este proceso emocional, te podrás dar cuenta de modo consciente y pleno de cómo te sientes, piensas y actúas ante emociones que te desbordan, podrás asumir la responsabilidad de tu proceso, validar las emociones y le darás un lugar lo cual repercutirá en tu bienestar físico y emocional. Las emociones no deben ser controladas ni ignoradas, por el contrario deben ser validadas, darles su lugar y gestionarlas.

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